Miércoles 18 de Septiembre de 2024
18 de Septiembre de 2024 NOS PERTENECEMOS EL UNO AL OTRO
Vosotros, maridos, igualmente, vivid con ellas sabiamente, dando honor a la mujer . . . como a coherederas de la gracia de la vida.1 Pedro 3:7
Se oyó a dos hombres mayores sentados en un café hace poco, que hablaban de la muerte reciente de la esposa de uno de ellos. El viudo relataba cómo la vio, se enamoró de ella, y se casó con ella. Explico cómo ella le hizo ser un mejor esposo y papá; y le hizo un mejor trabajador y un mejor cristiano. Luego, un día ella se enfermó. Llevo dos años de declinación, debilitación y medicinas antes de que el Señor la llevara a su hogar celestial. Durante ese tiempo, el hombre continuaba trabajando doce horas al día, y luego iba a casa para cuidarla, darle de comer, y finalmente llevarla a su cama. Cuando ella murió, él se perdió. Sus amigos dijeron: “Debe haber sido muy difícil cuidarla.” El viudo respondió: “Fue mi privilegio servir a mi reina.”
Esa es la noción que Dios tiene del matrimonio. Dos personas sirviéndose la una a la otra en amor, haciendo mejor cada una a la otra. Dios está poderosamente a favor del amor en el matrimonio. Es verdad que el matrimonio no es para todos. Ni Jesús ni Pablo se casaron; su misión ordenada por Dios en la vida excluía previamente eso. Pero el matrimonio es la idea de Dios. Él define sus términos en el huerto del Edén, y bendice a los que valoran su propósito y pureza.
18 de Septiembre de 2024
NOS PERTENECEMOS EL UNO AL OTRO
Vosotros, maridos, igualmente, vivid con ellas sabiamente, dando honor a la mujer . . . como a coherederas de la gracia de la vida.
1 Pedro 3:7
Se oyó a dos hombres mayores sentados en un café hace poco, que hablaban de la muerte reciente de la esposa de uno de ellos. El viudo relataba cómo la vio, se enamoró de ella, y se casó con ella. Explico cómo ella le hizo ser un mejor esposo y papá; y le hizo un mejor trabajador y un mejor cristiano. Luego, un día ella se enfermó. Llevo dos años de declinación, debilitación y medicinas antes de que el Señor la llevara a su hogar celestial. Durante ese tiempo, el hombre continuaba trabajando doce horas al día, y luego iba a casa para cuidarla, darle de comer, y finalmente llevarla a su cama. Cuando ella murió, él se perdió. Sus amigos dijeron: “Debe haber sido muy difícil cuidarla.” El viudo respondió: “Fue mi privilegio servir a mi reina.”
Esa es la noción que Dios tiene del matrimonio. Dos personas sirviéndose la una a la otra en amor, haciendo mejor cada una a la otra. Dios está poderosamente a favor del amor en el matrimonio. Es verdad que el matrimonio no es para todos. Ni Jesús ni Pablo se casaron; su misión ordenada por Dios en la vida excluía previamente eso. Pero el matrimonio es la idea de Dios. Él define sus términos en el huerto del Edén, y bendice a los que valoran su propósito y pureza.
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