2. Lee la palabra de Dios
Cuando leo los acontecimientos del nacimiento de Jesús, el Hijo de Dios, nuestro Salvador, me sorprendo al ver las condiciones en las que nació, pues por las circunstancias del momento, es decir, por el censo que se había promulgado, José y María tuvieron que trasladarse de Galilea a Belén, pensemos en lo difícil del viaje para María que estando a punto de dar a luz, quien fue sacada de su lugar de confort y tuvo que ir a otra ciudad, y más aún pensemos que en el momento de su parto tuvo que estar en un lugar que, para la mayoría de nosotros, no sería el mejor para una mujer en estado de embarazo.
Reflexionando en esto me preguntaba porque el Padre permitió estas circunstancias en la vida de su Hijo, más cuando al conocerlo a través de su Palabra nos podemos dar cuenta de cuán pendiente y amoroso es Él, y pensaba en cómo cuando creó al hombre y lo puso en el jardín del Edén, hizo todo lo necesario para que el hombre estuviera en las mejores condiciones, toda una creación y un hermoso jardín donde pudiera el hombre vivir.
Entonces me daba cuenta que hoy en día y desde que el hombre pecó, hay muchas personas que no tienen privilegios y pasan por momentos difíciles en diferentes ámbitos de su vida, pero ahí, es donde esta porción de la Palabra de Dios debe alentarnos y avivar nuestra fe, pues a pesar de que el nacimiento de Jesús no fue con privilegios, sino más bien en circunstancias difíciles, podemos ver cómo Dios estuvo con José, María y el niño Jesús, y vemos que estaba tan pendiente que aun los ángeles del cielo celebraron el nacimiento del Salvador. De igual forma estemos seguros que como hijos de Dios sea cual sea la circunstancia, Dios el Padre cuida de nosotros.